En Noche de caballeros, Alexene Farol nos regala una comedia romántica juvenil que no solo rebosa humor, partidas de rol y chispa adolescente, sino que también ofrece una reflexión muy necesaria sobre el valor de las relaciones auténticas y el peso de las expectativas sociales.
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Portada española. |
Viola Reyes (Vi) y Jack Orsino podrían parecer de mundos opuestos: ella, una friki y gamer; él, un atleta carismático y estrella del instituto. Pero en el fondo, ambos comparten la misma lucha por encontrar su lugar, lejos de las etiquetas que la gente les impone.
Lo mejor de esta novela es cómo sus personajes aprenden a verse más allá de sus prejuicios. Vi y Jack no se enamoran porque se opongan o se complementen como cliché, sino porque, desde la honestidad, construyen una relación en la que pueden ser ellos mismos sin máscaras, sin tener que competir ni encajar en un molde.
El libro también pone sobre la mesa la necesidad de aceptarnos con nuestras contradicciones, nuestras inseguridades y nuestros errores. A través de las partidas de rol, las discusiones tontas y las decepciones reales, los protagonistas entienden que las mejores relaciones —ya sean de pareja o de amistad— nacen del respeto y la igualdad emocional, no de la jerarquía social ni de los prejuicios.
Además, Alexene Farol introduce de forma muy natural cómo la influencia social durante la adolescencia puede dejar cicatrices que nos acompañen en la adultez: la inseguridad, la necesidad de validación, el miedo a no ser suficiente o a decepcionar. Y es bonito ver cómo los personajes, a través de esa conexión honesta y de sus diferencias, encuentran un espacio seguro donde curar esas heridas.
Noche de caballeros no es solo una historia romántica ligera; es una invitación a elegir a quienes te permitan ser tú, sin necesidad de ganarte su respeto a base de demostrar nada.
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