Hablar de Elantris es hablar del inicio de una era. Aunque han pasado 20 años desde su publicación original, la novela debut de Brandon Sanderson sigue sintiéndose tan fresca, original y adictiva como el primer día. En un género donde las fórmulas a veces se agotan, esta historia sobre una ciudad de dioses convertida en una ciudad de condenados se mantiene como una lectura obligatoria.
Lo más sorprendente de Elantris es lo bien que ha envejecido su concepto. La premisa es fascinante: Elantris era la ciudad de los dioses, donde los humanos se transformaban en seres mágicos y perfectos, hasta que una misteriosa "enfermedad" convirtió esa bendición en una maldición eterna.
Al contar con tres perspectivas hace que la narración sea más netretenida, se divide entre Raoden (el príncipe caído), Sarene (la princesa política) y Hrathen (el sacerdote antagonista). Esta tríada ofrece una visión completa de la religión, la política y la supervivencia que pocos autores logran en su primer libro. El sistema de magia está compuesto por el AonDor, que es un sistema lógico y fascinante que demuestra por qué Sanderson es el rey de la fantasía épica moderna. Y a pesar de su extensión, el libro te atrapa. La intriga política de Sarene y la lucha de Raoden por mantener la humanidad en un infierno son hilos que no puedes soltar.
Si quieres empezar a leer a Sanderson pero te imponen las sagas de diez volúmenes, este es tu libro. Es autoconclusivo (por ahora), presenta los temas centrales del autor y te da una idea perfecta de su estilo sin abrumarte. Es, sin duda, la puerta de entrada ideal al Cosmere. Quizás se nota que es una obra primeriza en ciertos diálogos o en un final que se resuelve de forma algo acelerada, pero son detalles menores que no empañan una experiencia de lectura sobresaliente.
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