Si creías que la primera novela era rara, Matt Dinniman te reta: "Sujétame el cubata (y el gato)". El juicio final de Carl no solo iguala la calidad de su antecesora, sino que agranda el mundo de este oscuro programa de telerrealidad estelar de forma genial, sangrienta y muy cómica.
En esta parte hay un nuevo piso, más desorden, más Donut. Y por si fuera poco, vemos a Carl lidiando con la tercera planta de la mazmorra. Lo que hace que esta obra sea tan buena es cómo el escritor ahonda en la burla social y en lo complicado que es el sistema del juego. No es solo una novela de acción; es una sátira fuerte sobre el entretenimiento masivo, donde la vida de las personas no vale nada comparada con los índices de audiencia
Lo más notable es cómo crecen los personajes, la unión entre Carl y Donut se hace más sólida. Ya no solo luchan por vivir; comienzan a ver cómo manipular el sistema, y observar a Donut ganar peso en las redes sociales del espacio es riquísimo. Además, los lugares y los enemigos principales de esta fase son una invención tremenda. Dinniman posee un talento especial para mezclar lo espantoso con lo gracioso. Y el avance de Carl como "protagonista" es muy gratificante. Sus destrezas se sienten naturales y cómo las utiliza es astuto.
El punto negativo es que se lee rapidísimo. Cuando llegas al final, la emoción está a tope y el universo se ha vuelto tan cautivador que el cierre se siente apresurado. Te deja con ganas urgentes de arrancar de inmediato con el tercer volumen. Ese deseo de más no es porque el libros sea corto o la historia este incompleta, sino porque el ritmo es tan absorbente que requieres otra ración de este disparate. En resumen, es una secuela asombrosa que confirma que esta serie está entre las mejores del estilo LitRPG. Es entretenida, es despiadada y engancha. Carl aún no usa pantalones, pero su relato cobra más poder.
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