Reseña sin spoiler: Alas de hierro de Rebecca Yarros

Si Alas de sangre fue el fenómeno que nos introdujo al brutal Colegio de Guerra Basgiath, Alas de hierro es el libro que consolida la historia. Rebecca Yarros regresa con una secuela que no solo mantiene la adrenalina por las nubes, sino que se atreve a expandir un universo que en la primera entrega se sentía apenas esbozado.

Lo que más destaca de esta segunda parte es cómo mejora la construcción del mundo. Si en el primer libro quedaron cabos sueltos o explicaciones algo "cojas" sobre la política del continente, la naturaleza de la magia o el funcionamiento de los dragones, aquí la autora se toma el tiempo de profundizar. Los secretos salen a la luz y el tablero de juego se vuelve mucho más complejo y oscuro. Es un libro sumamente entretenido que te mantiene pegado a las páginas a pesar de su considerable grosor.

Algunos de los puntos fuertes son la evolución de Violet, verla lidiar con desafíos físicos y emocionales, y usar su ingenio para superar ciertas dificultades sigue siendo su mejor arma; el lore más rico, se explican detalles del sistema de magia y de la historia del reino que dan mucho más sentido a la rebelión; y hay tensión constante, el peligro es real y nadie está a salvo, lo que mantiene el interés en cada capítulo.

Sin embargo, la novela no es perfecta. Un aspecto que llega a cansar es la reiteración en las descripciones de cierto personaje masculino recurrente. Aunque la química es innegable, la autora cae en el hábito de describir sus rasgos, su mirada o su presencia de forma muy similar una y otra vez. Estas descripciones, que aparecen de manera constante, pueden volverse pesadas y frenar el ritmo de una trama que, por lo demás, avanza con mucha fuerza.

Una continuación sólida que supera a su predecesora en ambición y explicaciones. Es un viaje épico lleno de escamas, fuego y secretos que te deja con ganas de más, a pesar de que algunas descripciones redundantes le resten un poco de fluidez.

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