Después del subidón que fueron Asesinato para principiantes y Desaparición para expertos, confieso que Venganza para víctimas me ha dejado con sensaciones encontradas. Sí, me ha gustado. Es tenso, oscuro, adictivo y con ese estilo tan ágil y directo que caracteriza a Holly Jackson. Pero también creo que no está a la altura de los anteriores.
Pip vuelve a estar en el centro del huracán, pero esta vez su mente está llevada al límite. Lo que empieza como una investigación más personal, termina escalando hasta un punto en el que cuesta seguir justificando algunas de sus decisiones. Pip ya no es solo la chica brillante y decidida del primer libro: está profundamente afectada, paranoica y obsesiva. Y aunque tiene sentido dentro de su arco narrativo, hay momentos en los que claramente se le va la cabeza, y eso puede hacer que el lector se sienta más desconectado de ella.
A nivel de tensión y estructura, el libro cumple. Se lee rápido, hay giros, hay misterio, y se mantiene el estilo de las entregas anteriores. Pero la carga emocional es tan intensa, que a veces parece que la historia se ahoga en la mente de Pip y no termina de explotar como podría.
Una entrega necesaria para cerrar la trilogía, con buenos momentos de suspense, pero que pierde un poco la chispa por el estado mental extremo de su protagonista.
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