Joe Abercrombie vuelve a demostrar en Los diablos que nadie maneja la fantasía oscura gamberra como él. La novela se siente como una de esas partidas de rol en las que los personajes son un desastre absoluto, todos disfuncionales, moralmente dudosos y sin una pizca de espíritu heroico… pero que, sorprendentemente, cuando se juntan, consiguen salir adelante a su particular manera.
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Porta en español. |
El grupo protagonista —que más que una banda de héroes parece una cuadrilla de condenados a muerte— no funciona porque se lleven bien ni porque compartan ideales nobles. Funciona porque el caos bien orquestado, cuando se enfrenta a problemas mayores, se vuelve efectivo. Abercrombie entiende que la fuerza de un grupo no está en lo mucho que se quieren, sino en lo mucho que se necesitan para sobrevivir.
El autor conserva su sello: diálogos afilados, situaciones sangrientas y una ambientación sucia, hostil y deliciosamente decadente. Cada personaje está roto a su manera, pero sus grietas son justo lo que hace que encajen en este puzle desquiciado. Y como en las mejores campañas de rol, los planes salen mal, los dados caen cruzados y nadie puede fiarse de nadie… y sin embargo, ahí siguen, sobreviviendo como pueden.
Los diablos es pura fantasía grimdark, cargada de humor negro, mala leche y personajes que brillan precisamente porque son todo lo contrario a lo que esperarías de un cuento de caballeros. Si te gustan los antihéroes que harían enfadar a cualquier manual de moral, esta es tu novela.
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